Porqué fallan los proyectos y cómo evitarlo

Philip Johnson, arquitecto estadounidense, creador de la casa de cristal y otras obras famosas, dijo: “El trabajo del arquitecto de hoy es hacer construcciones hermosas. Eso es todo”. Seguramente eso era muy cierto hace 50  años, cuando proyecto exitoso equivalía a construir algo  útil o bello, o mejor aún, útil y bello. El foco estaba en la realización, en la obra física. Todo lo demás venía en segundo lugar. 

Nos guste o no, hoy, año 2013, sabemos que para que un proyecto sea exitoso, además de resultar en una “construcción hermosa” al decir de Johnson, deberá cumplir con otros objetivos igualmente importantes: el plazo, el budget, el nivel de impacto medioambiental, mantener en su cauce las relaciones con los distintos “stakeholders” o sea todos aquellos que tienen algún interés en el proyecto (léase clientes, usuarios, inversores, colaboradores, proveedores, gremios, gobiernos, vecinos, ONGs y la comunidad en general).

Para lograrlo, el foco debe estar tanto en el proceso como en el resultado.    

Sin embargo, quienes tienen a su cargo el desarrollo de un proyecto (desde una casa hasta una planta industrial) todavía suelen prestar más atención a la realización de la obra que al proceso. No sorprende. Los profesionales de la materia (arquitectos e ingenieros) fueron entrenados para diseñar, crear, construir, realizar. Nadie quiere ocuparse de cuestiones supuestamente “tangenciales” como ser la implementación y seguimiento del cronograma y el cash-flow del proyecto, la gestión de los riesgos, los imprevisibles, los cambios, los conflictos, la comunicación con los distintos actores del proceso, etc. Muchas veces se trata de procesos básicos, incluso previstos contractualmente (como ser cursar una comunicación en tiempo y forma) pero que nadie se ocupa de implementarlos. O acaso no es de lo más común que sobre el final de la obra se produzcan situaciones de quiebre por atrasos y extracostos cuyo origen y evolución nadie puede explicar con certeza, y por lo tanto son tan difíciles de resolver?  En efecto, son mucho más los casos de fracasos en proyectos realizados que no realizados o inconclusos. Y cuando eso ocurre, lo peor es que suelen perder todos y nadie sabe bien porqué.

Los imprevisibles, los conflictos y las contingencias son parte de todo proyecto. La clave es tener las herramientas para resolverlos y utilizarlas adecuadamente a lo largo del proyecto. Nosotros tenemos esas herramientas y sabemos usarlas. 

por Matias Kook Weskott

 

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